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Originally posted 2015-06-02 11:13:50.

Tenemos en España diferentes tensiones separatistas impulsadas por fuerzas nacionalistas, una en estado latente, Euskadi, otra en plena efervescencia en Cataluña, analizar en todo su contexto lo que sucede seria extremadamente extenso y debería ser motivo de múltiples entradas. Dado que es una cuestión que nos afecta voy a centrarme en el hecho concreto de cómo debería ser un proceso separatista en su componente consultiva vía referéndum, si es que efectivamente debiera realizarse, cuestión que es poco debatida y sobre la que deberíamos tener opinión formada pues una asunto tan relevante debe plantearse con el mayor rigor posible. Espero sobretodo ayudar a conocer ideas pues es seguro existen opiniones controvertidas sobre cada aspecto.

 

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Candidatura Junts Pel Si

El próximo 27 de septiembre se van a celebrar en Cataluña unas elecciones autonómicas de tinte plebiscitario, que si bien no son en si un referéndum, si que  existe una opción que plantea un proceso de posible secesión respecto de España en el plazo máximo de 18 meses si gana las elecciones por número de escaños. Me estoy refiriendo evidentemente a la candidatura conformada por CDC, ERC y diferentes asociaciones independentistas.

Vamos a repasar los detalles del planteamiento ofrecido:

¿Que pasa si la mayoría es de escaños pero no de votos debido al sistema electoral?,  el propio Artur Mas se muestra titubeante,   como ha sucedido en una entrevista del 23 de abril en El Punt Avui cuando dijo que “de entrada” la mayoría a la que cabe aspirar es a la de escaños, pero añadió que “iría bien” tener también una mayoría de votos. Además de la intencionada indefinición en cuanto a la mayoría necesaria existe otra  pregunta posible ¿Qué sucederá si dicha coalición ni siquiera gana en escaños? Esta opción al parecer no se contempla.

 

Con el objetivo de plantear a todas las partes unas reglas del juego adecuadas voy a utilizar el ejemplo de Canadá, siendo este el único país del mundo que prevé y regula la posibilidad de su posible partición contando de forma expresa con una Ley de Claridad para procesos plebiscitarios.

Es interesante comparar los requisitos y exigencias de esa Ley canadiense con las condiciones que se dan en Cataluña. Vamos a ello.

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No se debe plantear desde una posición unilateral.

 

Es evidente que un proceso de ruptura no sólo están implicados los habitantes de la región/comunidad que se pretende separar sino todos los ciudadanos del resto del país. Por eso el proceso tiene que ser negociado.

Es por esto que no puede reconocerse el pretendido “derecho unilateral a decidir”, que tanto alegan desde el nacionalismo separatista como fundamento de su proyecto. Se trata de un falso mito que carece de base en cualquier ordenamiento democrático internacional.

Sirva de ejemplo que ni siquiera los líderes independentistas de Escocia y Quebec han apoyado la vía experimental de Mas. Esa unilateralidad es, incluso para ellos, un obstáculo insuperable.

 

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La consulta debe ser clara

Dada la envergadura de la decisión, en dicha Ley de Claridad el Parlamento canadiense tiene la facultad de determinar si la pregunta es suficientemente clara como para provocar las negociaciones que puedan conducir a la separación.

En el caso reciente del referéndum catalán del pasado 9 de Noviembre hubo 2 preguntas con la posibilidad de haber dado expresión al deseo de ser algo tan extraño como un nuevo Estado pero no independiente. Pienso que ni los propios organizadores del referéndum creen realmente en la autoridad de la consulta.

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Debe haber mayoría clara

 

Hay que tener en cuenta tambien que de celebrarse en alguna ocasión un referéndum de este tipo y ganara por un 51% la opción separatista, ¿qué fórmula garantizaría los derechos del otro 49% que desearía mantener la unión?
Como es lógico la citada Ley canadiense considera que una mayoría por diferencia escasa podría invertirse por cualquier circunstancia. Por lo tanto sería insuficiente para dar legitimidad política al proceso separatista.

Un ejemplo práctico de mayoría cualificada ha existido también en otras consultas internacionales de separación. Cuando Montenegro se separó de lo que quedaba de Yugoslavia (en realidad ya sólo Serbia) se exigió una participación de, al menos, el 50 % del censo. Y un apoyo a la secesión de, al menos, un 55% de los votantes.
Por otro lado la Ley de Claridad canadiense establece que quienes defienden el “derecho a decidir” no pueden negarlo a porciones de su propio territorio. La flexibilidad, si se predica, ha de ser en todos los sentidos.

 

En amplias zonas de Cataluña, como por ejemplo el área metropolitana de Barcelona,  no resulta increíble pensar que en un referéndum pactado que tuviera fuerza decisoria, aquellos que desean seguir unidos podrían alcanzar mayorías cualificadas en zonas claramente identificadas. ¿Los partidarios de la secesión admitirían la partición de Cataluña para que esas zonas permanecieran en España?

 

Con un resultado a favor de la separación debería comenzarse un complejo proceso de negociación. Se deberían  respetar, entre otras cosas, los derechos individuales, el de las minorías, como proceder con la deuda pública, futuras relaciones y un largo etcétera que indudablemente debería hacerse por consenso. Nunca de forma unilateral.

 

En un país como España donde se respetan los derechos individuales, las diferencias culturales y lingüísticas, existe un régimen cuasi-federal no cabría aceptación a nivel internacional de una separación unilateral.

 

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Simbólica imagen

Como conclusión de realizarse una potencial separación deben respetarse antes unas reglas justas y espero esta información sea útil para quienes desean la independencia y para quienes queremos que nuestro país se mantenga unido. Quienes buscan la separación de España deben ser conscientes que se encontrarían con serias dificultades para las que deben prepararse antes. De hecho en Quebec o Escocia, donde han tenido lugar consultas de este tipo, con y sin Ley de Claridad, la situación generó tensión, frustración y una división social que en cierto modo es innecesaria. En una situación como la española con un alto grado de autogobierno,  donde la forma de gobierno permite desarrollar la identidad de aquellos que solo quieren ser catalanes junto a quienes desean sentirse catalanes y españoles quizás las prioridades deberían ser otras.

 

Tenemos un modelo territorial clientelar e ineficiente, en algunos casos incluso caciquil, y lo que  necesitamos son reformas valientes en muchos sentidos. La educación por ejemplo ha sido utilizado para adoctrinar por parte de unos o para realizar reformas y contrarreformas por parte de otros. Existen competencias que en algunos casos están duplicadas y por otro lado no se ha cerrado el marco competencial.

 

Es también importante disponer de una auténtica separación de poderes, una ausencia de intervencionismo en los medios de comunicación a través de cadenas de televisión públicas que son altavoces de los poderes políticos, estamos hablando de una madurez democrática que en España en estos momentos debemos alcanzar. Una mejor democracia.

 

Posiblemente el foco debe estar en revisar de forma consensuada estos aspectos pensando en el bien común de nuestros ciudadanos con el único objetivo de tener un futuro mejor para nuestra sociedad. El cauce debe ser un pacto constitucional de todas las fuerzas políticas para renovar un proyecto, el español, que debe encajar todas sus realidades en su justa proporción, ¿lo conseguiremos?

Ernesto Santillán, analista

@ Santillán Ernes

Ernesto Santillan

Vasco de origen emigre conociendo media España a los 18 años, idealista, comprometido, noble, emprendedor, de buen corazon, innovador ...

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