Originally posted 2018-07-06 10:40:10.
Rajoy protagonizó el peor bienio de la España democrática. En solo dos años relanzó el independentismo catalán no aplicando el 155 cuando lo reclamó Ciudadanos el 7 de septiembre para evitar que hubiese un seudo referéndum el 1-O, aplicando después una versión blanda que respetaba TV3 y Radio Cat, no depurando a los mossos rebeldes, negándose a apoyar a Inés Arrimadas para poner fin al adoctrinamiento, o aceptando que Torra ocupe su cargo prometiendo no cumplir la Constitución, el Estatut, ignorar al Jefe del Estado, y seguir el “mandato” del presidente se la república en el exilio, Puigdemont. Con todo, lo peor fue que al verse acosado por la corrupción no haya tenido el valor de dimitir y convocar elecciones, permitiendo así la llegada de Pedro Sánchez que amenaza con superar el bienio negro de Rajoy con un bienio nefasto de Sánchez.
No es fácil hacer tantas cosas mal en el poco tiempo transcurrido desde la moción de censura, claro que cualquier calificación no deja de ser subjetiva aunque los hechos sean de extrema gravedad. Nombrar el Consejo de RTVE incumpliendo las leyes aprobadas por el Parlamento pero cumpliendo con la promesa que hizo a Podemos de entregarle TVE y hasta puede que la Agencia EFE, es no haber visto ni oído los declaraciones de Pablo Iglesias sobre como entiende él una televisión democrática, concretamente igual que la entendía Chaves. Sánchez nos lleva a una televisión pública con 5 consejeros de Podemos, 4 del PSOE y uno del PNV, en ausencia del PP y de Ciudadanos ¿democracia?
La historia solo lo recordará cómo el Presidente del Gobierno que en solo dos años habrá hecho más daño que otros en 50. En un abrir y cerrar de ojos los independentistas, esa minoría que se ha apropiado calles, plazas, colegios y hasta playas de Cataluña, han logrado que Sánchez salte la linea roja y abra un diálogo con Quim Torra que ha dejado muy claro que solo hablará de la autodeterminación, de poner fin a la “invasión” española de 1714 mientras el resto de españoles piensan que si no son suevos ni celtas ni romanos ni cartagineses ni godos, deben ser una tribu invasora y que si no les gusta vivir con los demás ocupantes del territorio harían bien en marcharse.
Deberíamos tener en cuenta que la democracia es un sistema imperfecto al que no se ha encontrado una alternativa mejor, tanto es así que de los países democráticos nadie se va y en los comunistas hay que cerrar las puestas para que la gente no huya. Reconociendo este hecho, parece evidente que la solución al problema generado por el Process y una ley electoral obsoleta la solución debe buscarse dentro de la democracia.
Para que el siglo XXI no sea el de la descomposición de un estado corrupto gobernado por ineptos rebosantes de ansias de poder, propondría como única salida que los partidos constitucionalistas, PSOE, Ciudadanos y el PP, que componen una amplia mayoría cualificada, enmienden la Constitución y fijen por consenso las competencias intransferibles para evitar sueños imposibles. De hecho, una vez que se abre el melón, sería altamente recomendable que se prohibiese expresamente la secesión como en todos los demás países del mundo, lo que sería el fin del independentismo. Probablemente habría protestas callejeras de los grupos que la ocupan hace tiempo pero mucho mayores son las antiglobalización y sin embargo en mundo sigue su rumbo.
Esto sería poner sentido común para rectificar los errores que han escandalizado a gente tan diversa como Felipe González, Leguina, Rivera e Inés Arrimadas, Albert Boadella o Vargas Llosa. No sería un acto de fuerza, sino una corrección de errores de la transición para equipararnos a los demás países democráticos como Alemania donde nunca se les ocurriría transferir la enseñanza, por ejemplo.